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Yo tuve una Isla…

Yo tuve una Isla… una Isla donde viví percibiendo el olor del agua salada, donde aprendí a caminar por la arena sin temor a mis caídas, sintiendo muy temprano el sabor de la sal en mi boca.
Yo tuve una Isla donde perseguía cangrejos, y me escondía bajo las montañas de arena, olvidando el color original de mi cabello mal cortado y de mi piel quemada por el sol.
Yo tuve una Isla donde disfrutaba poder correr descalzo, libre y sin preocuparme por cruzar el límite de mi vecino que vivía sin límites.
Yo tuve una Isla en la que fui feliz, una Isla en la que lo tuve todo. Donde pasar la noche afuera, lo más peligroso, podría ser la molestia de los mosquitos sedientos.
Yo tuve una Isla en la que el horario para cenar no era problema, porque si la tía había terminado su cena, ella ponía un plato para mí en su mesa y desde la ventana le gritaba a mi madre que yo ya estaba cenando.
Yo tuve una Isla, en la que el baño del día podía ser en el mar, el río, o bajo la lluvia.
Yo tuve una Isla en la que dormía con mis hermanos en la misma cama, y nos cobijábamos con la misma sábana. Y nos íbamos a dormir temprano, porque no había televisión y el mejor momento de la noche eran las dos horas de chistes y cosquillas antes de dormir, o las largas historias de papá que él nos contaba una y otra vez y nunca nos parecieron aburridas.
Yo tuve una Isla y era perfecta. Una Isla donde fui feliz, porque las cosas no eran importantes, y menos aún, necesarias.

Yo tuve una Isla y la perdí, una hermosa Isla que arruinaron con estúpidas ideologías, con conceptos totalitaristas, coerción y tristeza.

Yo tuve una Isla, mi Isla, la mayor de las Antillas… Mi Cuba…

Una Isla a la que no quiero volver, porque ya no existe…

YGC

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