IMG_1149

Otra sosa tarde en Starbucks.

Starbucks se convertía en el mejor lugar… café a veces bueno, y a veces solo café.

Gente con rostros amigables… Pero distantes, sin hablarme… Y es genial, no me gusta que me hablen. Me cansa la gente con preguntas tontas que escarban una conversación superficial que a nadie importa.

En la mesa apartada de la esquina, la del fondo a la izquierda, está la niña de uniforme verde, con zapatos de varón gigantes y el pelo revuelto… ¡¿Cuándo fue la última vez que se peinó?! Pidió el café más barato y obtuvo la excusa perfecta para estar allí sentada toda la tarde mirando su teléfono celular… Evidentmente no quiere llegar a su casa, o nadie la espera, o ambas… Quizás no es nada de eso, pero en fin… ¿a quién le importa?

A la derecha, en el asiento más cómodo del Café, está el señor moreno de cabeza rapada. La corbata roja con dibujitos de Walt Disney denuncia su pésimo gusto. Él estuvo sonriendo con alguien todo el tiempo a través de su laptop.

Del otro lado del vidrio, justo frente a mí, está aquel, con cara de escritor frustrado, que «tipea» sin frenos en su laptop del siglo pasado, como convencido de que esta será la obra que lo sacará de sus miserias.

La pareja del frente no podía pasar inadvertida… Uno de ellos, prolijamente vestido, hablaba todo el tiempo reclinado en su asiento, demostrando triunfos y virtudes a su interlocutor. Mientras este, con un poco de sobrepeso y vestido al mejor estilo “Goodwill” le miraba atento como queriendo llegar, un día, a ser como él.

Los ancianos detrás de mí apenas hablan, pero a veces les escucho reír.

Y mientras… Yo corrijo el libro que me regresó mi editor con tantas glosas rojas como quiso el tipo… Algunas tontas, según yo, pero importantes según él… Pero es mi libro y yo decido… Y pienso, y sueño, y me enamoro de mi próximo bebé, y lo releo y creo que a todos les debería gustar como a mí… Eso pienso y eso hago… Esa es mi tarde en Starbucks.

¿Pero qué pensarán ellos? Qué pensará la niña de verde, el moreno de cabeza rapada, el escritor frustrado, el ejecutivo arrogante y los ancianos a mi espalda… Pues quizás nada solo es una tarde en Starbucks, es América donde a nadie le importa la vida del otro…

¿Me preguntas qué es lo peor? Pues que esta patética vida me sedujo…

YGC

Add a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *