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¿Existe la verdad acerca de la verdad?

Creo que existe. Pienso que la verdad es verdad más allá de las opiniones, pues en el fondo, a la verdad no le importa la opinión, porque a fin de cuentas no se sostiene en ella o de ella. Las frutas no dejan de caer de los árboles porque un gran grupo de personas dejen de creer en la Ley de la Gravedad, pues la Gravedad no depende de la opinión o de las discusiones acerca de ella.

¿Pelear por la verdad o en nombre de ella? No recuerdo una época en mi vida en la que no fuera así. Crecí en un ambiente empeñado en defender la verdad, una especie de guerra inacabable en nombre de la verdad.

Por ejemplo, los defensores de la “Revolución de Fidel” parecían vivir para ello. Cada discurso, cada libro, cada canción existía en función de defender “la verdad”, incluso bajo las promesas de morir, si fuese necesario. Y del otro lado estaban siempre los equivocados, los malos, lo que no entienden ni aprecian “la verdad”.

En la Iglesia no era diferente, los estudios de la Biblia, las clases, los manuales, todo existía en función de defender “la verdad”. Los testimonios de aquellos “guerreros” se anunciaban en público cada semana, con emotivas señales de apoyo tras contar como le habían ganado a otro cristiano destruyendo sus argumentos o ridiculizándole con una Biblia en la mano, y todo en nombre de “la verdad”.

Pero… ¿Defendemos la verdad, o defendemos tener la razón?

Es probable que ya estés pensando que soy un relativista, y que pienso que no existe tal cosa como la verdad. Pero quiero decirte que creo en la verdad, creo que existe la verdad, así como creo que la tierra es redonda más allá de las opiniones de los terraplanistas.

Solo que no creo que la gente defienda la verdad, creo que la gente (o sea nosotros) defiende el tener la razón. Y como dice Eckhart Tolle “no hay nada que fortalezca más el ego que tener la razón”, y como nuestro ego es adicto a la grandeza, necesita ganar una y otra vez para sentirse superior. Entonces nuestro orgullo ególatra se disfraza y nos convence a nosotros mismos y a los otros, de que mi pelea no es puro y duro orgullo, sino que es para defender “la verdad” ya sea de Dios o de los más elevados ideales, así que eso hasta nos convierte en personas aparentemente nobles.

¿Sobre la verdad? Realmente pienso que sobre la verdad tenemos opiniones, y siempre que no perdamos eso de vista vamos a tener conversaciones extraordinariamente enriquecedoras. Cosa que no suele suceder porque nuestro ego nos convenció de que nuestra opinión es la verdad, y por ello solo tenemos conversaciones tranquilas con aquellos que comparten nuestra opinión (a la que le llamamos verdad).

Es muy tentador para mi ego llegar a creer firmemente que mi opinión sobre la verdad es de hecho la verdad, y para no perderlo de vista intento recordar aquel sabio dicho budista: “El dedo que apunta la luna, no es la luna”

YGC